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miércoles, 15 de mayo de 2013

UNA CIUDAD DE TODOS Y PARA TODOS

      En palabras de Zaida Muxí en el texto Paisaje de aprendizaje. Ciudad y espacio público:

“No deberíamos pensar, proyectar ni gestionar las ciudades actuales como partes o compartimentos estancos ni de funciones exclusivas de sus zonas. Desde la política, la educación, la arquitectura, el urbanismo -entre otros y entre todos – tenemos que construir una ciudad donde se pueda reconocer el derecho a la ciudad para todos y todas practicando un urbanismo de integración y no de exclusión”

Los espacios públicos deben ser lugares de y para todos, de libre acceso, un lugar de tránsito regulado, de ocio, de relaciones sociales, de intercambio y transmisión en que tengan cabida todos los ciudadanos y puedan disfrutar y disponer de ellos. Pero en muchos casos no se respeta ni se cumple esto, como es por ejemplo en el caso de las barreras arquitectónicas que se presentan en muchas ciudades, municipios, etc., siendo éstas aquellos obstáculos físicos que impiden que determinados grupos de población se desplacen, se muevan o accedan libremente por la ciudad, una ciudad que ,supuestamente, debería ser DE y PARA todos. Algunas ejemplos de estas barreras son:


La libre circulación se ve impedida con la existencia de bordillos en las aceras que dificultan el acceso a determinadas personas.





La mala accesibilidad que presentan algunos edificios de carácter público.






          La frustración y la dificultad que sienten determinadas personas bajo las circunstancias que sean, a la hora de encontrarse ante una entrada o salida a la que solo se puede acceder mediante el uso de escaleras, siendo éstas insignificantes para muchos, pero representando todo un mundo para otros. 

Al final no sólo la ciudad, sino los propios ciudadanos en ocasiones no respetan y  no se conciencian y sensibilizan ante esta problemática.




La ciudad debe establecer espacios públicos y equipamientos  accesibles para todos, de manera que todos los ciudadanos se sientan integrados en el día a día, en su libre circulación, para poder sentirse autónomos. En definitiva no creemos que haya personas discapacitadas, sino ciudades discapacitadas, que deben adaptarse lo mejor posible a las necesidades, demandas de sus ciudadanos.

Referencias Bibliográficas
Muxí, Z. (2007) Paisajes de aprendizaje. Ciudad y espacio público. Barcelona, DIBA.

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